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Perseverancia


Perseverancia

La sonrisa de estas dos mujeres es de alegría y satisfacción. Bronceadas por el sol, en medio de un edificio en reconstrucción después de años de abandono, en una crisis humanitaria que derrumbó el país en el que nacieron, estas científicas venezolanas acaban de llegar de un recorrido con un grupo de aficionados que se inscribieron en el Curso para aprender a colectar y a realizar montajes de muestras botánicas.

Desde hace cinco años, cada curso, cada visita guiada, cada día de trabajo en el Instituto Experimental Tobías Lasser, en el Jardín Botánico de Caracas, es una victoria de la perseverancia y del amor, a su país y a la carrera que eligieron.

Las doctoras Neida Avendaño y Omaira Hokche son curadoras del Herbario Nacional de Venezuela, un museo con más de 450 mil especímenes de todos los grupos vegetales que representan la memoria de la flora de Venezuela. El Herbario fue fundado en 1921 y desde que ellas trabajan allí, hace más de 25 años, han hecho de la misión de la institución su propia misión de vida: “la custodia, el mantenimiento y enriquecimiento de la principal colección de especímenes botánicos de referencia de la Flora de Venezuela, así como facilitar y promover su estudio científico.”

Desde el año 2016, las doctoras y sus colegas enfrentaron paulatinamente el deterioro de su lugar de trabajo, que al mismo ritmo del empeoramiento de las condiciones de vida del país, amenazaron el silencioso tesoro vegetal que les tocó resguardar. 

Trabajaron sin aire acondicionado, sin luz, sin agua, sufrieron robos, desmantelamiento de equipos y colapsos de la estructura. Trabajaron con un sueldo que no alcanzaba para cubrir el 1% de los alimentos que necesitaban. Trabajaron con miedo. Y tuvieron que desempolvar viejas técnicas de conservación. 

Y sin embargo, encontraron una razón más importante que ellas mismas para seguir adelante. 

Los 100 años del Herbario Nacional los celebraron con modestia, entusiasmo y con la esperanza que el apoyo que necesita la institución comience a dejar atrás estos duros años. La reconstrucción del edificio y algunas obras de mejora es una bocanada de aliento para continuar haciendo lo que aman hacer.

Hay algo más que un fuerte sentido de responsabilidad, para explicar la dedicación de Avendaño y Hokche. 

En un país movido por el inmediatismo, el individualismo y la supervivencia, entregarse a cuidar lo que es de todos es una lección de civismo y un patrimonio intangible para que las generaciones venideras puedan levantarse de las ruinas. 

En la foto no aparecen las risas, la camaradería, la solidaridad y la excelencia de estas dos profesionales venezolanas. Pero si te acercas al Jardín Botánico de Caracas, tú también la podrás contemplar.

#ConMuévete #NosotrosVsElMonte #LaCasaQueVenceLaSombra #UCV


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